La Puerta Real.
Situada en el centro de la ciudad, se extiende entre las calles Reyes Católicos y Recogidas. En su espacio público se encuentra una amplia plaza que es el centro neurálgico de la ciudad. Bajo su pavimento, yace el antiguo Puente de la Paja, en el punto en el que el río Darro hace un ángulo antes de unirse al Genil.
En el pasado, cerca de este punto, se ubicaba la Puerta de la Rambla, llamada así debido a los aluviones de arena que el río formaba en sus crecidas descontroladas. En el siglo XVI, esta puerta comenzó a llamarse «del Rastro» y «Real» debido a su importancia como entrada principal de la ciudad. Sin embargo, en 1515, se demolieron debido a su deterioro y se reconstruyeron en 1610, momento en el que se decoraron con escudos reales y de la ciudad.
Esta puerta también se utilizaba para exponer los miembros amputados de los criminales, y un ejemplo destacado fue la exhibición de la cabeza de Aben Abó, el segundo rey de las Alpujarras, con una inscripción que lo señalaba como traidor «Esta es la cabeza del traidor Aben Abó, nadie la quite bajo pena de muerte».
En 1624, cuando el rey Felipe IV visitó Granada, la puerta fue ricamente adornada y adquirió el nombre de Puerta Real en honor a la bienvenida que ofrecía al monarca. Finalmente, fue demolida en 1790. Esta calle y su historia ofrecen una fascinante visión del pasado de Granada.