EL ESPIRITU DEL EJECUTOR QUE RECORRE LA REAL CHANCILLERÍA DE GRANADA
Lorenzo Huertas, un siniestro verdugo de gran notoriedad, ganó su infame reputación a finales del siglo XIX en Granada, donde aplicaba la pena de muerte utilizando el despiadado garrote vil. Su vestimenta distintiva, compuesta por un sombrero de ala ancha y una capa negra, le confería una macabra presencia.
Sin embargo, tras su fallecimiento, comenzaron a manifestarse sucesos inexplicables. En el año 1988, una humilde limpiadora fue testigo de una aterradora visión: un hombre sin rostro, vestido con la misma capa negra y sombrero de ala ancha que caracterizaban a Huertas, deambulaba por los pasillos de la Chancillería. Este incidente ocurrió precisamente en el mismo lugar donde se había encontrado el garrote vil que Huertas utilizaba para llevar a cabo sus condenas. Desde entonces, numerosos trabajadores han confesado haber avistado a este enigmático hombre, caminando hacia pasillos sin salida o adentrándose en habitaciones cerradas, solo para desvanecerse en la nada.
Hasta el día de hoy, el tétrico garrote vil utilizado por Lorenzo Huertas permanece en exhibición en uno de los pasillos de la Chancillería, un silencioso testigo de los misterios que aún rondan por sus sombríos recintos.